
Somos seres humanos y por lo tanto, para unas cosas somos inteligentes pero para otras somos tontos o muy tontos. Y lo somos porque hay cosas que no valoramos como se merecen. Que, además las tenemos tan a la mano que ni nos damos cuenta de que están. Una de ellas son los Centros Cívicos y todo lo que nos ofrecen.

Yo no soy diferente a nadie por lo que también los he ignorado completamente durante muchos años. Eso sí, cuando había eventos multitudinarios y gratuitos era la primera que iba para allá. Hasta que un día me acerqué al Centro Cívico de mi barrio. Allí me di cuenta de todo lo que me había estado perdiendo (y que además es gratis).

En esta ciudad hay un total de 52 Centros Culturales, cada uno con un montón de actividades de todo tipo.
Hablando con gente que viene de otras ciudades me he dado cuenta de que la oferta que tenemos es extensa. Y los ciudadanos no lo hemos valorado o ni nos hemos dado cuenta de que están.
Aparte de las actividades, visitando los Centros Cívicos podemos ver por dentro edificios históricos increíbles como la Casa Elizalde. Esta Casa fue diseñada como vivienda pero durante muchos años fue sede de una de las principales fábricas de Automóviles.

Otro es La Farinera del Clot, una antigua fábrica de harina que funcionó hasta finales del siglo XX.
La agenda que tienen los Centros Cívicos es muy amplia pero yo os hago una selección de lo que me parece más interesante.
Aún así os dejo aquí un enlace a su web, igual encontráis algo chulo (acordaros de compartirlo conmigo). Realmente es una pasada ver todo lo que montan. A mí me tienen encantada.
